Cosas del curso

- Parece que los alemanes no son tan organizados. El primer día del curso lo dedicaron a repartir la documentación, y no fue hasta el segundo día cuando nos hicieron un examen de nivel, para organizar los grupos. El examen ha sido algo particular. Nada de gramática, simplemente algunas preguntas de opinión sobre lo que esperamos del curso. En mi opinión, evaluar así los conocimientos lingüísticos de cada persona es bastante difícil. La formación de los grupos ha sido algo pesada, y a lo largo de varios días ha habido varios cambios, hasta que cada uno ha encontrado su nivel definitivamente.

- Entre la gente que han venido para los cursos de verano hay dos nacionalidades predominantes: rusos (o ex-Repúblicas Soviéticas) y chinos. Parece que el alemán pega fuerte en estos países. En mi clase hay unos 20 alumnos, en su mayoría de China y luego cinco españoles, un chico de Colombia, una chica de Camerún y una chica de Ucrania. La profesora, una mujer en sus cincuenta, se llama Christine Salje y todos los días nos sorprende haciendo la dinámica de la clase muy activa.





- Los estudiantes chinos de la clase son bastante jóvenes, unos 19 años, y ya se conocían. No hablan mucho inglés, y suelen tomar apuntes haciendo fotos de la pizarra 
con el teléfono o la tablet, en lugar de anotar en la libreta. Lo último para aplicar las nuevas tecnologías a las técnicas de estudio...



Visita al MarumInstituto de Oceanografía de Bremen, en el entorno de la Universidad: allí nos han contado el programa de investigación sobre los océanos que desarrollan en diferentes lugares del mundo. El conductor de la visita nos ha dejado intrigados prometiendo una recreación por el fondo del océano al final de la presentación. El desenlace nos ha hecho sonreír, un helador paseo por la cámara frigorífica de conservación para los testigos de muestreo, la temperatura de 3ºC es aproximada a la de los de los fondos marinos...Una recreación interesante.




- En el horario de clase hemos tenido un concurso por la ciudad. Los profes nos han llevado al centro y nos han mezclado en grupos de 5-6 personas de todos los niveles. El objetivo era contestar un cuestionario con preguntas sobre la ciudad (cuántos escalones tiene la torre de la catedral, qué película ponen en el cine de la Bottcherstrasse, etc.). Ha sido divertido por dos cosas. Primero no nos conocíamos entre nosotros, teníamos que presentarnos en distintos idiomas, todo muy internacional. Y la segunda parte en la que había que preguntar a la gente de la calle, en alemán, nos ha obligado a soltarnos hablando para pedir ayuda y aprender vocabulario nuevo. La última pregunta era conseguir un huevo cocido de algún restaurante. Al final nos han evaluado los formularios y han repartido premios entre los grupos con mayor puntuación: chocolatina al canto.



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