Hace unos días que he conocido a los propietarios de una granja biológica que hay en un pueblecito al lado de Bremen. El pueblo se llama Eissel y está a unos 20 km al sur, que cubro pedaleando hasta llegar allí.
Es un negocio familiar en el que producen huevos, leche y carne de vacuno ecológica. Se llama Bioland-Hof Bösse-Hartje. Contacté por primera vez con Hermann con el propósito de involucrarme en algunos trabajos voluntarios para aprender el lenguaje y los trabajos que llevaban en la granja.
Al día siguiente tenían un mercadillo para promocionar los productos, y me dijo que podía ayudar en algo. Se ofreció muy amablemente a enseñarme la granja y las distintas actividades que tenían.
Así fue como empecé a limpiar algunos cristales y a la hora del café, las 16h, se reunió todo el equipo con una merienda de pasteles impresionante. Allí conocí a Gesa, miembro de la 3ª generación de la granja que acaba de tener un bebé y quiere ser maestra de español. Había pasado un año estudiando en Tenerife y estaba encantada de practicar español conmigo.
Las vacas pacen libremente en el prado y a la hora de ordeñar, hay que llamarlas para recordarles que tienen que trabajar. En los establos les ponen una a una las máquinas para sacarles la leche, primero hay que tocarles un poco para que se relajen y dejen salir la leche. Al final les ponen una especie de mercromina para curarles los pezones, no pueden estar más mimadas.
Fuimos a ver las gallinas que están en unos establos móviles. Estos establos se cambian de sitio cada 21 días para que dispongan de pedazo de prado nuevo donde comer y moverse. El aspecto de estos animales no se parece al que estamos acostumbrados a ver en las granjas con gallinas hacinadas, un poco enfermizas. Por el contrario, tienen un aspecto estupendo.
Los nidos para los huevos no son de paja, sino de salvado de cebada, para mantenerlos así más limpios. Algunos huevos todavía estaban calientes.
Hay cuatro generaciones viviendo en la granja, y sólo uno de los hijos quiere seguir con el negocio, que según me explica Hermann, no da para mucho más que sobrevivir. El motor del negocio es promover una filosofía de vida acorde con el consumo de productos locales y producidos con respeto a los animales y a los clientes.
He visitado varias veces a Gesa más tarde, hemos ido a conocer una yegua que tiene, se llama Gipsy (Gitana). He visto cómo montaba pero no me he atrevido a montar... me parece más difícil que montar la bici.








No sé que ha pasado con algunas de las fotos...
ResponderEliminar